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  De Wikipedia, la enciclopedia libre  
 

La Batalla del Áxona fue un enfrentamiento militar sucedido el año 57 a. C. entre las legiones romanas de Julio César y la Confederación Belga al mando de Galba, rey de los suesiones, en el marco de la Guerra de las Galias. Los belgas, guiados por el rey Galba de los suesiones atacaron, sólo para ser rechazados por César. Temiendo una emboscada, los romanos retrasaron su persecución. César describe esta batalla en el libro II, 7-11 de los Comentarios a la guerra de las Galias.

Antecedentes

Al saber de las victorias romanas en el año 58 a. C. en Bibracte contra los helvecios y en Los Vosgos contra los suevos de Ariovisto las tribus belgas decidieron unirse con el fin de evitar el sometimiento a los romanos. Después de que los belgas abandonaran su asedio de la ciudad de Bibracte de los remos, acamparon su ejército dentro del radio de dos millas del campamento de César.

 
 
Fecha 57 a. C.
Lugar Áxona, actualmente río Aisne, Francia
Resultado Victoria romana
Beligerantes
República romana Belgas
Comandantes
Cayo Julio César,
Quinto Titurio Sabino
Galba de los suesiones
Fuerzas en combate
40.000 legionarios
8.000 auxiliares
4.000 jinetes galos
Total: 52.000 hombres
60.000 belovacos
50.000 nervios
50.000 suesones
25.000 morinos
19.000 atuátucos
15.000 atrebates
10.000 ambianos
10.000 caletos
10.000 ceresos
10.000 condrusos
10.000 pemanos
10.000 veriocases
10.000 viromanduos
7.000 menapios
Bajas
Inferiores a 1.000 Mayores a 10.000
 
 

Aunque era reacio a presentar batalla al principio, algunas pequeñas escaramuzas de caballería entre los campamentos dio a César la impresión de que sus hombres no eran inferiores a los belgas, de manera que decidió por una batalla campal.

Las tribus belgas aportaron las siguientes fuerzas:

Belóvacos: 60.000 guerreros (aunque podían movilizar 100.000)
Suesones: 50.000
Nervios: 50.000
Atrebates: 15.000
Mórinos: 25.000
Atuátucos: 29.000
Ambianos: 10.000
Cáletes: 10.000
Menapios: 9.000
Veriocases y viromanduos: 10.000
Eburones, condrusos, cerosos y pemanos: 40.000

Formaron un poderoso ejército aliado y eligieron a Galba, rey de los suesiones como comandante. Según las fuentes romanas el ejército belga era de unos 308.000 guerreros (aunque una cifra más probable es mucho menor) de estos más de la mitad eran belóvacos, suesiones y nervios.

La batalla

Fase inicial

Como las fuerzas de César eran superadas en número y por lo tanto corrían el riesgo de ser rodeadas por los flancos, hizo que su ejército construyera dos trincheras, cada una de 400 pasos de largo, una a cada lado de la llanura por delante del campamento romano. Al final de estas trincheras, César hizo que se construyeran pequeños fuertes en los que colocó su artillería. Entonces, dejando a dos legiones de reserva en el campamento, llevó a las otras seis en orden de batalla, y el enemigo hizo lo mismo.

La clave de la batalla estuvo en la pequeña marisma que estaba situada entre los dos ejércitos, y ambas fuerzas ansiosamente anticiparon el cruce del otro de este obstáculo, pues era seguro que esto desordenaría a las fuerzas que lo hicieran. La batalla comenzó con escaramuzas de caballería, aunque ninguna de las fuerzas cruzó el pantano. César señala que sus fuerzas salieron favorablemente en estas acciones iniciales, de manera que guio a sus fuerzas de vuelta a su campamento.

Segunda fase: reposicionamiento belga y principal confrontación

Tras la maniobra de César las fuerzas belgas circunvalaron el campamento y se atrevieron a hacercarse a él desde atrás. La parte trasera del campo estaba rodeado por el río Áxona, y los belgas buscaron atacar el campamento a través de un simple lugar vadeable en el río. César afirma que su intención era guiar una parte de su fuerza por encima del puente, y bien atacar el campamento por asalto, o separar a los romanos de las tierras en el lado opuesto del río. Esta táctica privaría a ambos los romanos de tierra para aprovisionarse, e impedirles recibir la ayuda de la tribu de los remos cuyas tierras los belgas tenían la intención de someter a pillaje (tal como se menciona en el preludio, véase arriba).

Para contrarrestar esta maniobra, César envió a todos su infantería ligera y caballería para manejar el terreno dificultoso (pues sería más difícil para la infantería pesada hacerlo):

César, siendo consciente de la situación gracias a Titurio , llevó a toda su caballería y númidas ligeramente armados, honderos y arqueros, por encima del puente, y los aceleró hacia ellos. Hubo una intensa lucha en ese lugar. Nuestros hombres, atacando en el río al enemigo en desorden, dio muerte a gran parte de ellos. Por el número inmenso de sus misiles ellos hicieron retroceder al resto, quienes, de una manera de lo más valiente estaban intentanto pasar por encima de sus cuerpos, y los rodearon con su caballería, y cortaron las piezas aquellas que habían cruzado el río primero.

(Cayo Julio César, Comentarios a la Guerra de las Galias, II, 10)

Desanimado por el atrevido ataque de los hombres de César, y por su consecuente incapacidad de tomar el campamento al asalto o bloquear a los romanos de impidiéndoles cruzar el río, las fuerzas belgas se retiraron a su campamento. Entonces, convocando un consejo de guerra, ellos inmediatamente rechazaron regresar a sus territorios de origen, donde ellos serían más capaces de implicar al ejército invasor de César.

Consecuencias

Tan precipitada fue la partida belga de su campamento, que parecía en gran medida como una retirada presa del pánico para las fuerzas romanas. Sin embargo, conforme César era para entonces ignorante de su razón para marcharse, decidió no perseguirlos inmediatamente, por miedo a una emboscada. Al día siguiente, después de saber por sus exploradores de que era una retirada hecha y derecha de las fuerzas belgas, César envió tres legiones y toda su caballería para atacar la retaguardia de la columna belga en marcha. En su relato de esta acción, César narra que estas fuerzas romanas mataron tantos hombres como les permitió la luz del día, sin ningún riesgo para ellos mismos (puesto que los belgas fueron tomados por sorpresa y rompiendo filas, buscaban seguridad en la huida).

César con sus ocho legiones continuó sus campañas de ese año, venció en las batallas de Sabe, de Octoduro y sitio de Atuátuca matando a 4.000 de sus habitantes y esclavizando a otros 53.000. Al año siguiente, es decir, 56 a. C. César destruyó a una flota véneta en el golfo de Morbihan y el legado Publio Licinio Craso atacó un campamento galo en Aquitania, en el que de los 50.000 galos (dirigidos por Adiatuano) se salvaron sólo la cuarta parte.

Pero César continuó sus campañas en las Galias hasta su total conquista en el año 51 a. C.

 

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