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De Wikipedia, la enciclopedia libre

 
 

El Reino de Galicia fue una entidad política surgida en la Edad Media como monarquía privativa durante un breve tiempo, escindidia y reunida en varias ocasiones con el reino de León y, finalmente,

 
  Escudo de armas y estandarte real respectivamente, del Reino de Galicia.  
 

con la corona de Castilla, sirviendo de base para la conformación contemporánea de la región de Galicia, precedente histórico de la Comunidad Autónoma de Galicia.

Los antecedentes de la constitución del Reino de Galicia remontan al siglo X, al situar Alfonso III de Asturias a sus hijos al frente del gobierno de varios territorios de su dominio: su primogénito García recibió la marca oriental, Castilla; Ordoño: Galicia y Fruela: Asturias. Al final de su reinado, los tres hermanos se levantaron en armas contra su padre, despojándolo de todo poder, aunque no del título real, y a su muerte en 910 fue sucedido en el trono leonés por García, que conservó una posición de supremacía sobre su hermanos reyes. García falleció en 914, dejando a Ordoño el trono leonés, acabando así con el primer reino de Galicia. No obstante, no hay unanimidad para con las afirmaciones de que fue ya en esta época cuando quedó constituido como reino independiente, ni tampoco con los periodos de gobierno de Sancho, del 926 al 929, y Bermudo, del 982 al 984.

En cualquier caso, es por un nuevo reparto del reino de León, a la muerte de Fernando I en 1065, que García, su hijo menor, fue proclamado Rey de Galicia, en dos periodos, de 1065 a 1071 y de 1072 a 1073, hasta que fue depuesto y encarcelado por Alfonso VI de León y Castilla y el reino incorporado de nuevo al de León. A la muerte de García de Galicia, en el 1090, el reino de Galicia es dividido tomando como referencia al río Miño y el condado de Portugal resultante sería el germen de la constitución a su vez del reino independiente de Portugal a partir de Alfonso Enríquez. Desde 1230 con Fernando III de Castilla, el reino leonés quedó reunido definitivamente en la corona de Castilla.

La denominación de reino fue conservada durante el Antiguo Régimen, hasta ser sustituida oficialmente con la reforma administrativa española de 1833, aunque siguió siendo empleada con fines honoríficos y protocolarios. Algunos sectores políticos han propuesto su recuperación como denominación oficial de la Comunidad Autónoma.

También se emplea esta denominación para designar, dentro de su contexto, al reino que se conformó bajo la autoridad de los suevos entre los siglos V y VI, en parte de los territorios que pertenecieron a las provincias romanas de Gallaecia, y del norte de la Lusitania, y cuya historia forma parte de algunas de las reivindicaciones historiográficas del galleguismo y corriente próximas.

Precedente: el espacio galaico en el siglo VIII

Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica en el 711 y la disolución del reino hispanovisigodo, el extremo noroccidental de la península conocido como Gallaecia conformado en espacio fronterizo, fue escenario durante la segunda mitad del siglo VIII de la expansión del reino de Asturias en oposición al dominio de los Omeyas. Diversos usos y tradiciones visigodas de la administración fueron recuperadas e incorporadas por el rey Alfonso II el Casto en la corte de Oviedo, entre ellas, la de los Comes o condes.

El título de Conde, del latín Comes, era una de las dignidades características por las que se reconocían a algunos miembros detacados de la nobleza hispano-visigoda pero también a algunos gobernadores de villas o territorios. Los Comes Palatii eran aquellos que formaban parte de la corte o palacio y estaban encargados de aspectos específicos de la administración, mientras que fuera de la corte, los Comes gobernadores eran designados directamente por el rey respondiendo de la administración y defensa de las provincias o ciudades fronterizas, en particular aquellas que podían estar expuestas a la hostilidad enemiga. La administración propia de las ciudades hispano-visigodas se basaba en un modelo de división con fines militares y civiles, heredado de la diferenciación entre población y leyes romana y germana, donde el Comes Civitati era un funcionario militar y el Iudex, que hacia labores de juez civil aunque subordinado al Comes. Por su parte, desde el edicto De tributis relaxatis del año 698, la figura hispano-visigoda del Dux, evolución de los antiguos rectores provinciae romanos, se correspondería con la de un funcionario fiscal.

Con la expansión asturiana en tiempos de Alfonso I de Asturias que le llevó a ocupar las ciudades de León y Astorga, el territorio de Galicia quedó desde el 760 bajo la autoridad de los monarcas de Asturias quienes más adelante elevarían el gobierno del territorio al frente de un comite, según la serie recopilada en 1795 por el historiador ilustrado Juan Francisco Masdeu, en su obra Historia critica de España, y de la Cultura Española. Masdeu se basó en el Chronicon Albeldense y otras fuentes, para señalar la serie de Condes de Galicia desde el siglo IX hasta el siglo XII.

El primer conde según la obra de Masdeu, es el caballero Conde Don Pedro, citado por la Albeldense en su breve crónica del reinado de Ordoño I de Asturias, haciendo frente a un ataque normando, episodio que Masdeu sitúa en el año 859. Don Pedro es sucedido por Fruela Bermúdez, según Masdeu, o Froilán, según la crónica, Gallicie comite. Este conde lideró una revuelta contra el rey Alfonso, pero resultó muerto en la primavera de 876.

Hacia el 885, la titularidad del condado, que había pasado a la dinastía real de Alfonso III el Grande, recayó en su hijo Ordoño, asistido por un consejo hasta alcanzar la edad suficiente para el gobierno de Galicia que llegaría a mantener a la largo de su vida. Más tarde, como resultado de la crisis política establecida en la etapa final del reinado de Alfonso, Ordoño sería declarado soberano de Galicia, aprovechando este apoyo más adelante, para acceder al trono del reino de León.

Origen: la triarquía del reino de Alfonso III

Hacia el 910, en la etapa final de sus 42 años de reinado, Alfonso III el Grande tuvo que afrontar la situación de crisis provocada por las presiones de sus hijos García, Fruela y Ordoño sobre la cuestión sucesoria y ante el temor de ver sus rivalidades degenerar en mayor violencia o incluso de un enfrentamiento directo con García, quien había levantado un ejército, resolvió dividir el reino entre ellos, asignándoles respectivamente León, Asturias y Galicia.

En la situación de triarquía resultante, al declararse soberanos cada uno de cada territorio, García, el mayor de los hermanos, apoyado posiblemente por el conde de Castilla, logró además tras una demostración de fuerza, recibir el título de Princeps Regnum Legiones Regente y considerado desde entonces fundador de la dinastía leonesa según el cómputo establecido en la dotación de Ardanza del conde Fernán González de 912.

Alfonso abandonó el poder, retirándose a Asturias, luego hacia Santiago de Compostela y finalmente, hacia Zamora, donde contaba con el apoyo del obispo de Astorga, tras haber liderado una campaña militar contra los musulmanes, falleciendo en el 912.

La hostilidad entre los hermanos García y Ordoño quedó patente con la ocupación de los pasos del Bierzo y del Cebrero, que llevaron al aislamiento de Galicia de la meseta durante todo el reinado de García, mientras que cada hermano promovía cambios legislativos independientes en cada reino.

Ordoño fue proclamado Rey de Asturias y de León el 19 de enero de 914, y decidiendo el desplazar su corte desde Galicia, nombró al conde Aloito al frente del gobierno de esta, y a su hijo, Gumersindo, titular del obispado de Compostela en el 920.

Galicia y su entorno en los siglos X y XI

Las políticas de Ramiro III de León favorables a los intereses de los condes castellanos y leoneses, provocaron el descontento de la nobleza gallega. El conde Rodrigo Velásquez, padre del por entonces obispo de Santiago, don Pelayo, apoyó la revuelta que llevó a la proclamación el 15 de octubre del 982 como Rey de Galicia de Bermudo II, nieto de Fruela II, enfrentándose posteriormente durante dos años a los fracasados esfuerzos militares de Ramiro por recuperar su dominio. Tras la muerte de Ramiro, Bermudo fue proclamado pacíficamente rey de León, legando nuevamente el gobierno de los Estados de Galicia a Rodrigo Velásquez. Sin embargo, el descontento de Rodrigo Velásquez por la deposición por orden real de su hijo al frente del obispado compostelano, le llevó a enemistarse con el monarca y promover una sublevación en el 986.

Bermudo nombró entonces conde de Galicia a Guillermo González, quien lucharía durante los años siguientes contra Rodrigo Velásquez. El antiguo conde gallego se alió con el califato de Córdoba, propiciando la campaña de Almanzor del 997 que llevó al asedio de la ciudad de León en cuya defensa resultaría muerto Guillermo González.

Hacia 1090 Alfonso VI, acordó recompensar a los diferentes líderes extranjeros que le habían apoyado en diversas campañas militares esposándoles con varias de sus hijas y cediéndoles el gobierno feudal de varios territorios y así Raimundo de Borgoña quedó casado con Doña Urraca, hija legítima del rey, y encargado del gobierno de Galicia con el título de Condado de Galicia, siendo designado también en la línea sucesoria. Por su parte, Enrique de Lorena quedó casado con Doña Teresa quien recibió en dote las tierras ganadas en Portugal con el título de Condado Portucalense, que declarado vasallo del rey de Castilla, accedería a sus cortes. El hijo de estos, Alfonso Enríquez, lograría por las armas ser proclamado el primer rey de Portugal.

 

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