Tito Livio afirma que los gálatas fueron mal desde el principio, eran incapaces de protegerse a sí mismos contra los numerosos proyectiles que se lanzaron contra ellos. Trataron de responder con piedras, pero no sólo no eran muy diestros lanzándolas, sino que además las piedras eran demasiado pequeñas como para ser de ninguna ayuda.
Tito Livio pasa a describir el pánico y la desesperanza de los galos, aparentemente atrapados en una guerra de proyectiles: un tipo de guerra para el que no estaban preparados. Cuando los gálatas se apresuraron a cargar contra la infantería ligera, los vélites romanos, en una situación rara vez descrita, se enzarzaron en el combate cuerpo a cuerpo contra la turba histérica de gálatas armados con espadas.
Los estandartes de las legiones comenzaron a avanzar sobre los galos, lo que les hizo caer en el pánico y retirarse a su campamento. Los romanos ocuparon las colinas circundantes y atraparon a su enemigo, momento en el cual el cónsul ordenó a sus soldados descansar temporalmente. Durante este tiempo, la infantería ligera reunió los proyectiles que enontró en los alrededores del campo de batalla y se preparó para un segundo ataque. Los galos se prepararon para el asalto estacionándose en frente de los muros de su campamento, ya que el campamento en sí no era lo suficientemente sólido para servir como fortificación.
El cónsul, una vez más, ordenó a la infantería ligera dar comienzo a la batalla, hostigando despiadadamente el campamento gálata, en el que también estaban presentes mujeres y niños.
En este punto, la infantería pesada inició su carga, lanzó sus jabalinas, lo que causó aún más pánico. Los galos huyeron del campamento en todas las direcciones, a quienes el cónsul ordenó perseguir. Por último, la caballería no había desempeñado ningún papel en la batalla, pero se sumaron en ese momento a la búsqueda, capturando y matando a muchos galos.
Consecuencias
Como señala Tito Livio, el cálculo del número de muertos se hizo difícil por la forma dispersa en que se hallaban los cuerpos (tras la huida del campamento). La victoria trajo mucho botín para la República romana, y para todos los soldados involucrados. |