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De Wikipedia, la enciclopedia libre

 
  Se entiende por Lusitanos al colectivo de diversos pueblos prerromanos, cultural y étnicamentemente afines, asentados en torno al distrito portugués de Castelo Branco extendiéndose hacia el norte y alcanzando las riberas del rio Duero donde hacían frontera con los Gallaicos. Se adentraban por el este hasta Extremadura, y por el sur hasta el norte del Alto Alentejo. No parece que sus territorios alcanzasen la costa atlántica donde fuentes y epigrafía sitúan a los célticos Túrdulos. El nombre de su territorio serviría para denominar la provincia romana de Lusitania.  
 
Información
Idioma Lusitano
Región Lusitania
Correspondencia actual Centro de Portugal y oeste de Extremadura (España)
Reyes/líderes Viriato, Púnico
Pueblos relacionados Vetones
 
 

 

Origen de los lusitanos

La palabra lusitano procede del nombre, presumiblemente celta, Lus o Lusis, y del sufijo gentilicio -tanus, que con las variantes -itanus y -etanus se repite en múltiples lugares del Mediterráneo occidental (gaditanus, malacitanus, ilicitanus, turdetanus, etc). Esto ha llevado a pensar que puede ser un sufijo de origen mediterráneo, e incluso ibérico, o tal vez una latinización del sufijo griego -etes, -ites, -otes: por ejemplo, un habitante de la Massalia griega era un massaliotes, mientras que otro de la Massilia romana era un massilitanus. El por qué un pueblo como el lusitano, que no era de origen íbero, recibió este sufijo, probablemente se debe a analogía, ya que los romanos los conocieron en la misma época en que trabaron contacto con los pueblos íberos, a los que los griegos habían aplicado el sufijo -etes.

Otra explicación sin fundamento, aunque muy repetida, es que constituye una fusión de Lus y Tanus, "tribu de Lusus".

Se cree que eran de origen celta y que se establecieron en la región en el siglo VI a. C., aunque los historiadores y arqueólogos continúan discutiendo su origen étnico.

Los lusitanos, según tesis más modernas, serían de origen pre-celta, como lo prueban los escritos en lengua lusitana encontrados en territorio portugués y español.

Una hipótesis con visos de credibilidad es que su origen, dado que su lengua es indoeuropea pero no céltica (aunque presenta una importante influencia de la misma), está en la llegada de la cultura campaniforme (quizás indoeuropea). Posteriormente, con la llegada de la cultura de los Campos de Urnas (céltica), este sustrato indoeuropeo se vio influido por una cultura ya plenamente céltica, y fue de esta mezcla, junto a influencias atlánticas y mediterráneas, de donde surgió la cultura lusitana.

Historia

 
  Entre las numerosas tribus que habitaban la Península Ibérica cuando llegaron los romanos, se encontraba, en la parte occidental, la de los lusitani, considerada por algunos autores la mayor de las tribus ibéricas, con la cual durante muchos años lucharon los romanos.  
  Lúnula lusitana de Chao de Lamas, del siglo II a. C. hallada en Chão de Lamas (Portugal)  
 

No se sabe con exactitud cuál es su origen. Algunos autores también incluyen en los lusitanos, los galaicos, que por su parte, tenían por vecinos, en el oriente a los astures y los celtíberos. Los galaicos aparecen documentados por vez primera formando parte del ejército del caudillo luso Viriato como mercenarios de guerra pero los galaicos (castrejos) al norte del Duero posteriormente serían administrados por Roma como provincia autónoma en la Gallaecia al margen de la Lusitania y de la Hispania Tarraconense tras ser conquistados por Décimo Junio Bruto el Galaico.

Tito Livio escritor del siglo I a. C., los menciona incorporados como mercenarios en el ejército de Aníbal, tomando parte en la Batalla del Trebia y luego atravesando los Pirineos, después de la destrucción de Sagunto, de camino a Italia.

Los lusitanos fueron considerados por los historiadores como hábiles en la lucha de guerrillas, como lo probaron cuando capitaneados por Viriato se libraron del cerco de Cayo Vetilio y lo persiguieron hasta al desfiladero cerca de Ronda, donde desbarataron las tropas romanas. Utilizaban como armas el puñal y la espada, el dardo o lanza de tiro, todo de hierro, y la lanza de punta de bronce. Se dice también que ellos untaban el cuerpo: que usaban baños de vapor, lanzando agua sobre piedras calientes, y tomaban enseguida un baño frío; comían sólo una vez por día. Practicaban sacrificios humanos y cuando el sacerdote hería el prisionero en el vientre hacían vaticínios según la manera como la víctima se caía. Sacrificaban a Ares, no sólo prisioneros sino también caballos y chivos. Practicaban ejercicios de gimnasia como el pugilato y carreras, simulacros de combates a pie o a caballo: bailaban en danzas de rueda, hombres y mujeres, al son de flautas y cornetas; cada uno tenía sólo una mujer. Usaban barcos hechos de cuero, o de un tronco de árbol.

Las luchas de los lusitanos contra los romanos comenzaron el 193 a. C. En el año 150 a. C. el pretor Serbio Galba, después de haber infligido a los lusitanos grandes derrotas aceptó la paz con la condición de que ellos entregaran las armas, aprovechando después que los vio desarmados los rodeó con todo su ejército y ordenó atacarlos; unos 9.000 fueron acuchillados y más de 20.000 prisioneros fueron vendidos como esclavos en las Galias (150 a. C.). Esto hizo labrar aún más la revuelta y durante ocho años los romanos sufrieron duras bajas. Esta lucha sólo acabó con el asesinato a traición de Viriato por tres compañeros sobornados por el oro romano. Pero la lucha no paró y para intentar acabarla Roma mandó a la Península al cónsul Décimo Júnio Bruto, que fortificó Olissipo (Lisboa), estableció la base de operaciones en Méron próximo a Santarém, y marchó para el Norte, matando y destruyendo todo lo que encontró hasta al margen del Río Limia. Pero ni así Roma consiguió la sumisión total y el dominio del norte de la Lusitania sólo fue conseguido con la toma de Numancia, en la Celtíberia que apoyaba los castros de Noroeste.

En el 60 a. C. Julio César somete definitivamente a los lusitanos.

Mitología lusitana

El pueblo lusitano adoptó los cultos celta y romano al tiempo que influyeron en dichas culturas con sus propios credos. El dios supremo era Endovelicus (dios de la salud y el bienestar), aunque formaba un triunvirato con Ataegina (diosa del renacer, la fertilidad, la naturaleza y la medicina) y Runesocesius (dios de las jabalinas).

Era costumbre entre los lusitanos la celebración de sacrificios animales y humanos en honor a sus dioses, y como tantos otros cultos paganos de la época, los principales designios de su religión eran rogar por la salud y la protección para uno mismo y maldecir a otros.

* Ares: dios de los caballos. Para evitar su confusión con otros dioses homónimos, como el griego o el espartano, es común que sea llamado Ares Lusitani.

* Ataecina (portugués y castellano 'Atégina'): diosa del renacer (primavera), la fertilidad, la naturaleza y la medicina; así como de la luna en Lusitania. Su nombre procede del celta Ate + Gena, cuyo significado es "renacer".
Contando con la cabra como animal sagrado, tenía un culto de devoción invocado cuando alguien precisaba una cura o se deseaba lanzar una plaga (o incluso llevar a la muerte) sobre otra persona.
Era venerada en Lusitania y Bética, con santuarios dedicados en Elvas (Portugal), y Mérida y Cáceres (España), destacando su proximidad con el río Guadiana. Era una de las principales diosas adoradas en Myrtilis (hoy Mértola, Portugal), Pax Julia (Beja, Portugal) y especialmente en Turobriga (Aroche, provincia de Huelva), ésta en el límite meridional de la región denominada Baeturia Celticorum o Beturia Céltica.
Durante el periodo de dominación romana se dio una relación entre esta diosa y Proserpina, hecho que queda revelado en diversas inscripciones que rezan ATAEGINA TURIBRIGENSIS PROSERPINA (Atégina, la Proserpina turibrigense).

* Bandagona: de dominio desconocido, era una diosa de los celtas lusitanos.

* Bormanico: dios de los manantiales de agua caliente.

* Caricocecus: dios de la guerra, equivalente al romano Marte y al griego Ares.
Era costumbre entre los lusitanos cortar la mano derecha de los prisioneros y consagrarla a Cariocecus; así como ejecutar sacrificios humanos, durante los cuáles el sacerdote practicaría un corte en el estómago de la víctima para realizar predicciones sobre el futuro mediante el aspecto de las vísceras, así como observando el modo en que el cadáver caía al suelo tras el sacrificio. El griego Estrabón confirma que ofrecían una cabra, prisioneros y caballos.

* Duberdicus: dios de las fuentes y el agua.

* Navia: diosa de los ríos y el agua.

* Runesocesius: dios de las jabalinas, poseedor de una naturaleza misteriosa y un carácter de índole marcial.

* Sucellus o Sucellos: dios celta de la agricultura, los bosques y las bebidas alcohólicas; esposo de Nantosuelta.
Por lo general es representado como un hombre barbudo de mediana edad que sostiene un martillo de mango largo, aunque tal vez se trate de un tonel de cerveza anclado a un palo. Si es representado junto a su esposa, les acompañan diversos símbolos asociados a la prosperidad y a lo doméstico.

Se han hallado once inscripciones que mencionan a Sucellus, siendo asimilado al dios Silvano en la que se encontró en Augusta Rauricorum (actual Augst):

In honor(em) /
d(omus) d(ivinae) deo Su/
cello Silv(ano) /
Spart(us) l(ocus) d(atus) d(ecreto) d(ecurionum)

(En honor de la casa divina, al dios Sucelo-Silvano Esparto fue cedido por decreto de los decuriones)
Su nombre procede del gaélico -cellos ('aquel que golpea'), derivado de *-kel-do-s; de donde también procede la palabra latina per-cellere ('abatir a golpes'), la griega klao ('romper') y la lituana kálti ('forjar'). Añadiendo el prefijo su-, que significa 'bueno' o 'bien', su significado vendría a ser 'el que bien golpea', un nombre muy apropiado para un dios armado con un martillo.

* Tongoenabiagus: dios de la fuente de las promesas.

* Trebaruna: diosa del hogar, las batallas y la muerte.

* Turiacus: dios del poder ente la tribu de los grovos.
De nombre latín TVRIACVS, la raíz "tur" (de "tor") sugiere el significado de "rey" o "señor".

El dragón lusitano

Representado como un dragón verde con cola serpentina, el dragón lusitano era una criatura marina tan común en la iconografía portuguesa como lo serían en Francia el águila napoleónica, o el león entre los emblemas ingleses. Parece ser que éste símbolo era portado por los lusitanos, quedando como legado en la simbología portuguesa.
Si bien no es seguro que se haya empleado nunca para decorar las velas de ningún barco, a pesar de que el dragón fue un monstruo muy popular en la mitología portuguesa durante la Era de las Exploraciones, sí que sirvió para adornar numerosos mapas (acompañando la leyenda hic sunt Dragones, aquí están los dragones) y relatos épicos. Al cabo de un tiempo, una pareja de estos dragones adornarían el escudo de armas real de Portugal.
Otras teorías, alejadas del origen lusitano, sugieren que hizo aparición durante la Edad Media como parte del culto a San Jorge, santo patrón de Portugal, de algunas regiones de Extremadura -como la ciudad de Cáceres. Así, cuentan las crónicas de la época que los caballeros bajo las órdenes del general Nuno Álvares Pereira portaban un pendón con el dragon verde para celebrar la Batalla de Aljubarrota en 1385 (ocasionada en el campo de San Jorge), tal vez incluso guardando alguna relación el icono con los arqueros galeses que los acompañaban.

 

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