Los tulingos, con los ráuracos, los latobicos y los boyos acompañaban a los helvecios, comandados por Divicón, en su emigración hacia el oeste de la Galia. Tras la muerte de Orgétorix, los helvecios persistieron en su decisión de abandonar su territorio e instalarse en Saintonge, quemando sus 12 ciudades y sus 400 pueblos.
Julio César se enfrentó a esta confederación en el 58 a. C. una primera vez sobre el territorio de los sécuanos, después en la batalla de Bibracte. La derrota les hizo volver a su territorio de origen, con la excepción de los boyos que se instalaron con los heduos.
Los tulingos tendrían entre 36.000 y 15.000 combatientes. Este cálculo de César no puede verificarse. |